miércoles, 5 de agosto de 2009

Desencuentro




Su nombre era Melania y voy a contarles su historia. La historia de un amor que no llegó a nacer…

El sol brillaba como el fuego en el horizonte, haciendo un hermoso contraste con el color turquesa del mar que se coloreaba de ocres, púrpuras y lilas donde Febo tocaba sus aguas en el ocaso distante.

La isla era preciosa, era una de esas islas paradisíacas de los cuentos de sirenas y príncipes encantados. Pero ella no era una sirena, y tampoco tenía un príncipe encantado esperando en la orilla de la playa por un beso de sus labios.

Estaba sola. Su príncipe estaba lejos. Demasiado lejos. Debía recordarse continuamente a si misma que Adrián ya no era su príncipe. Y se iba a casar. Esa misma noche. Con otra mujer. Camila.

Camila era muy hermosa. Melania no tenía nada de especial. Era bajita, no más de un metro cincuenta y cinco de estatura, de ojos pardos y cabello de un simple color rubio cenizo. En cambio Pamela, la futura esposa de Julián era una belleza de cabellos negros, ojos verdes esmeralda y una figura como las princesas de las pasarelas de la moda.

La arena de la playa aún conservaba el calor y se sentía tibia y suave en los pies desnudos de Melania que se movían dejando sus huellas en la arena pálida durante su paseo por la orilla.

Había abandonado la ciudad y se sentía como una cobarde, pero no había podido soportar asistir al matrimonio del amor de su vida. Adrián. Habían sido compañeros de estudios por varios meses. Y durante todo ese tiempo, mientras ella se había enamorado de él incondicionalmente, Adrián se había comprometido en matrimonio con Camila.

Melania se sentía culpable también, porque jamás se había atrevido a hablarle de sus sentimientos, ni acercarse a él.

Él era tan popular entre todos los compañeros de estudio, que la vergüenza hacía que la lengua se le hiciera un embrollo al momento de decir alguna palabra frente a él. Y cuando sus maravillosos ojos celestes se posaban en ella los colores se le subían al rostro, se le aceleraba la respiración y temía desvanecerse por la impresión.

Si, era su culpa- pensó.

Se comportaba siempre como una reina de hielo, más bien, como una bruja de corazón frío. Y había echado a perder cada circunstancia de decirle que su corazón le pertenecía desde el primer instante en que sus ojos lo habían mirado.

Y él en estos precisos momentos debía estarse casando con ella.

Sintió un profundo dolor en el pecho, presintiendo que tal vez en esos mismos momentos el estaba pronunciando sus votos de amor y fidelidad a Camila, ante el altar. Ya no podía aguantar más, su vida no significaba nada sin él. Se había vuelto oscura, triste y vacía.

Las lágrimas comenzaron a bajar por sus mejillas, pero apenas las notaba. Era tan profundo su sufrimiento que cayó de rodillas en la arena y lloró sin consuelo, como una niña perdida.

Estaba oscureciendo, apenas se veían los últimos rayos de sol asomando en el horizonte, y las primeras estrellas comenzaban a brillar en lo alto de la bóveda azul del cielo.

Melania se sentía vacía, con el corazón desgarrado y las ilusiones hechas trizas.

Se puso de pie. Había tomado una decisión. En el fondo de su corazón sabía porqué había elegido huir a la isla. Esa isla en particular que en esa época del año no tenía prácticamente visitantes. Nadie le impediría hacer lo que tenía que hacer para acabar con las tinieblas que se habían apoderado de su alma

Caminó hacía el océano. La espuma de las olas le lamió los pies desnudos y sintió un estremecimiento de frío. Pero no se detuvo. Siguió internándose en el mar, hasta que su cuerpo desapareció bajo las olas salvajes.
….

A la mañana siguiente, un hombre encontró su cuerpo en la playa, lo tomó entre sus brazos y lloró derramando sus lágrimas sobre el rostro pálido y azulino de Melania.

Ese hombre la amaba.

Había abandonado a su futura esposa en el altar al darse cuenta que no era ella la mujer con la que quería compartir su vida. La mujer que amaba tenía cabellos rubios cenizos y ojos cálidos como el chocolate caliente en invierno.

Aún cuando con él se comportaba como un iceberg de hielo. Él la amaba y había viajado miles de kilómetros para hallarla y abrirle su corazón. Para que por fin pudieran amarse y ser felices.

Pero Adrián había llegado tarde a salvarla.

Cargando su cuerpo en los brazos, como si fuera una niña pequeña. Repitió la misma escena del pasado atardecer, aunque ahora era de mañana temprano. Caminando lentamente se internó en las olas y se dejó llevar a lo profundo del mar, con su amada en los brazos.

Ambos se habían demorado demasiado tiempo en declararse su amor. Ambos.

El sol brillaba alto, coronando un cielo profundamente azul. La arena brillaba dorada. Y un pájaro a lo lejos moría con una espina clavada en el corazón.

18 comentarios:

Anónimo dijo...

Durante estos días que estuve ausente los he extrañado mucho mis queridos amigos, pero hoy ya puedo regresar a compartir con ustedes este relato.
Apenas estoy empezando a escribir relatos, ya que normalmente me he dedicado más a la poesía.
Espero que les guste y ahora voy a visitarlos a cada uno en su espacio.

Gracias por su amistad, paciencia y palabras de aliento.

Los quiero mucho
Vero

adolfo payés dijo...

Gracias a vos por estar siempre presente, me ha gustado mucho tu escrito aunque triste pero especial sentirlo..

Un abrazo con el cariño de siempre
Besos
Bienvenida
Saludos fraternos

Normis dijo...

Es un relato precioso y nos deja una gran leccion , que nunca debemos esconder nuestros sentimientos , puede ser demasiado tarde ...
gracias lo disfrute muchisimo , un abrazo Vero

Silvia Giordano dijo...

Verónica: si este es uno de tus primeros pasos en el relato, no se que pasará cuando lleves varias cuadras caminadas.
Muy bueno. Felicitaciones.
Besos!

Sandra Gutiérrez Alvez dijo...

Verónica:Hermoso tu relato, triste, pero deja una moraleja importante, sigue...

y bienvenida nuevamente al mundo de la hermandad bloggera.
te extrañaba mucho, amiga.
un beso enorme

Caco dijo...

Mi querida Vero... ya se extrañaba tu arte. Me alegro que hayas vuelto.

Por otra parte, es un relato muy melacólico y trágico. Pero que deja una moraleja entre párrafos. Amiga, eres increible jugando con las palabras.

Desde Venezuela, se te envía un abrazo plagado de los mejores deseos.

Taller Literario Kapasulino dijo...

Que triste historia Veronica, todo por no decirse sus sentimientos...

Ivan Lukman dijo...

Antes que nada, Gracias por pasarte por mi blog, Gracias por tu bella amistad virtual, Gracias por tus bellas palabras ya sean poemas o relatos.


Desencuentros de amor.
un juego perverso del destino.
en el que hace un tiempo me tiene inmerso.
Caminando como un malabarista sobre la soga del amor.
A punto de caerse y quedar tendido en el piso.
hasta que alguna mujer, con besos de hadas y lagrimas de ellas.
me vuelva el aire a mis pulmones y le de fuerzas a mi corazon para continuar.

Pd: si alguna vez queres comunicarte conmigo, mi mail y msn es peter_parker19@hotmail.com

Desde una habitacion en la joven Buenos Aires te mando un calido beso

Anónimo dijo...

Excelente relato y muy conmovedor.
Felicidades y besos!

Carmen Conde Sedemiuqse dijo...

pues todo llegas... y con nueva fureza.
besos y amor
je

Enrique dijo...

Hola Veronica!!!!!
Muchas gracias por comentar en mi blog.
Te sigo esperando =)

Sigo leyendo lo tuyo, besos .

Marcelo Gentile dijo...

veronica:pase a visitarte,muy lindas tus palabras.
te dejo un beso.

Anónimo dijo...

Por casualidad llegue a tu blog y me ha impresionado tu relato, no he podido apartar la vista ni un momento porque has conseguido engancharme hasta el final. Suerte y espero sigas escribiendo pues la lectura es el recreo de muchos y si son tan buenos cómo este relato más aún. Un saludo de una Sevillana mi nombre es Cristina.

Who dijo...

Curiosa paradoja de la vida morir por amor y por una muerte perder el amor................
Encantador relato y bella lección de sentimientos no expresados por miedos interiores.........no se puede vivir así.
Besos, Who.

Anónimo dijo...

Gracias Adolfo, porque tu huella siempre recorre mis playas de letras.

Esconder los sentimientos siempre termina mal Normis, a veces peco de impulsiva, pero es mejor así.

Gracias Silvia, son mis amigos que me llevan de la mano y me enseñan a caminar... gracias amiga!

Seda, mi queridísima amiga, tu paso por acá deja el aroma de las flores besadas por ángeles...gracias!

Caco, tambíén te abrazo con todo mi corazón, desde mi tierra del sol...gracias!

Carla, si es triste, la muerte del amor siempre es triste... gracias por tu visita preciosa!

Mi querido Forbidden, gracias a ti por acompañarme, gracias por estar, y por tus hermosas letras

Fiamma, gracias linda por tus constantes visitas y amables palabras!

Sedemiuqse, tu visita es un honor, pues soy gran admiradora tuya...gracias!!

Enrique, seguiré visitandote siempre corazón, tus letras me inspiran y me encantan

Zafiro, besos y abrazos de amistad para ti, gracias por estar siempre presente!

Muchas gracias Cristina, me halagas con tus palabras y me motivas a continuar con mis letra, eres muy bienvenida!

Who, gracias por tu visita y por tu lectura, captaste perfectamente el mensaje... besos!!!

Anónimo dijo...

Hola amiga, yo también me encuentro semi-ausente, en periodo de vacaciones y conectando poco. Vengo a agradecer tu visita y enviarte un besote fuerte.

Antonia Maíllo Zamora (Antoñi) dijo...

Hola Verónica, yo estoy perdida ausente y sobretodo vaga, es el verano que predomina por estas tierras invita a holgazanear, jajaja...
Este relato me ha gustado esta magistralmente expuesto y relatado, tus descripción es perfecta y la historia es una hermosa historia de amor al estilo de Romeo y Julieta, de Shakespeare, o las anteriores, como el amor de don Melón y doña Endrina en el libro del Buen Amor, del Arcipreste de Hita o la inmortal Celestina, de Fernando de Rojas... A mí me ha dejado cierta impotencia, por algo que puede tener remedio, expresar los sentimientos en el lugar adecuado y con la persona adecuada, siempre es lo mejor, evita muchos malos entendidos y situaciones erróneas, desgraciadamente el autoestima, siempre juega este tipo de jugadas, aunque no se llegue a un final tan dramático, da lugar a situaciones desesperadas, hay que valorarse mucho y decirse siempre,… ¿Porque yo no o por qué no puedo ser yo? Mejor digo lo que siento, puesto que no tengo nada que perder y sí mucho que ganar.... Besos, Antoñi

Anónimo dijo...

Diávolo, mi querido poeta, niño dulce, disfruta de tus vacaciones y seguiré visitandote para tener el placer de leer en tu espacio.

Antoñi, preciosa, muchísimas gracias por tus palabras, me he emocionado al leerte, ya antes había intentado escribir relatos pero nunca me conformaba, y me has dado muchas ganas de seguir escribiendo, por ustedes mis amigos que siempre me acompañan

Besos abrazos y gracias a todos!