viernes, 20 de febrero de 2009

Luces y sombras

La ambigüedad de los deseos…

El hombre que busca afanoso al vampiro y le ofrece libre y por propia voluntad su vida y su sangre en la expectativa de alcanzar la inmortalidad.
Sin detenerse a pensar por un momento que el precio que deberá pagar será la ausencia de la luz del sol y aún mas grave y peor…ver morir a los que alguna vez se detuvieron en el camino de su vida, que ahora reniega por otra que cree tal vez superior.

El vampiro que de pie en un salón delinea con su finos dedos la pintura al óleo del rostro de una mujer iluminada por un sol frío y sin sentido, añorando sentir por un breve segundo su calor, mientras le carcome el deseo de la remota posibilidad de sentir amor humano, un beso tierno y un abrazo fraternal.
Y se esfuerza en recordar sin éxito que se siente ser mortal…o que sentiría en ese sublime instante en que la muerte lo tomara entre sus brazos amantes.

Así es, que vivimos lo que somos, y soñamos lo que quisiéramos ser
Porque somos luces y sombras, alba y anochecer.

Hacemos nuestros propios cielos, tierras e infiernos
Nos elevamos, luego nos dejamos caer...para tomar impulso de nuevo.

Simplemente vivimos, soñamos, y morimos…
inmortales en lo que fuimos, lo que somos…lo que deseamos ser.

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