martes, 24 de febrero de 2009

El saludo de la lágrima

Una lágrima resbalaba solitaria
por los valles del alma cansada de soñar,
con espejos y reflejos que solían brillar
bajo la luz de una luna nevada en el mar.

El sentimiento se hizo nube viajera
descendió a barlovento de la esperanza
y se hizo trizas al caer por las cárcavas de la razón.

Y los ojos se nublaron de estrellas
la voz se convirtió en ronca tormenta,
al azote del despiadado viento matinal
que barrió los recuerdos mundanos.

Desaparecieron los fantasmas del pasado
bajo el peso del yugo de la propia voluntad.

Si alguna vez una mano helada acaricia tu hombro
¡No temas querido hermano!
Solo he venido a saludar

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